Una red en una granja industrial de peces en Washington falló hace unas semanas causando que miles de salmones no nativos del Atlántico fueran liberados justo al lado de las islas de San Juan, al noroeste del estado.
NPR reportó que la red de la granja falló cuando un ancla se soltó y las pasarelas metálicas flotantes se derrumbaron. Quienes presenciaron el hecho señalaron que parecían escombros producidos por el paso de un huracán. Había aproximadamente 305,000 salmones del Atlántico en la red.
Los funcionarios no están seguros del número exacto de peces que logró escapar ni de la razón por la cual el ancla de la red se soltó. Kurt Beardslee, director de Wild Fish Conservancy Northwest, calificó el incidente de “pesadilla ambiental”.
Las granjas industriales son sucias y están superpobladas, por lo que son el lugar perfecto para la reproducción de parásitos. El año pasado se produjo un brote de piojos de mar de Escandinavia a Chile. Ahora, casi la mitad de las granjas de salmón de Escocia está infestada con el parásito que se alimenta de la sangre, la piel y la baba del salmón.
Teniendo en cuenta que miles de salmones del Atlántico podrían estar enfermos y ahora nadan libremente en el Pacífico, las especies nativas están en riesgo. Beardslee dijo:
El salmón del Atlántico trae consigo contaminación, virus y la amplificación del parásito, y todo eso daña al salmón del Pacífico y nuestras aguas de Washington. La mayoría de nuestros salmones migra a través de los estrechos cuando parten siendo jóvenes. Si un brote viral o parasitario comienza allí, cuando nuestros peces juveniles están migrando, podría ser un desastre.
Pero las condiciones que promueven la enfermedad son sólo la punta del iceberg cuando se trata de los horrores de la piscicultura.
Un estudio reciente publicado en el Journal of Experimental Biology encontró que los salmones criados en granjas se ven obligados a crecer a un ritmo tan acelerado que más de la mitad nace parcialmente sorda. Otro estudio encontró que muchos de los salmones confinados en granjas sufren de depresión severa. Conocidos como “drop outs”, los salmones deprimidos flotan sin vida en los sucios tanques.
Después de padecer una vida espantosa en las granjas industriales, muchos peces enfrentan una muerte particularmente horripilante. A pesar de la capacidad de los peces de sentir dolor, la industria trata a estos seres inocentes como simples objetos.
En 2011, Mercy For Animals llevó a cabo una investigación encubierta en una instalación de sacrificio de peces que reveló cómo estos eran desollados vivos. Mientras los peces luchaban para escapar del cuchillo y sobrevivir, su piel era arrancada con alicates.