El hielo ártico se está derritiendo por una peligrosa ola de calor

A finales de febrero, muchos de los principales científicos mundiales del clima expresaron su preocupación por las altas temperaturas inusuales en el Ártico y la históricamente baja cantidad de hielo marino en la región.

Aún durante el invierno, las temperaturas de la región son tan altas como las que se ven en mayo. El meteorólogo Eric Holthaus tuiteó: “La estación meteorológica permanente más septentrional del mundo, a solo 440 millas del Polo Norte, se ha calentado a 43°F [6°C] en la actualidad, en medio de una oscuridad que dura meses, durante lo que es normalmente la época más fría del año”.

Esta alta temperatura constituye un récord y está derritiendo la ya peligrosa baja cantidad de hielo marino. La desaparición del hielo expone a las comunidades costeras a más tormentas y pone en peligro la vida silvestre que depende de éste para sobrevivir. Animales como el oso polar, la morsa del Pacífico y el zorro ártico necesitan del hielo para encontrar comida.

El año pasado, un desgarrador video de un oso polar que murió de hambre, tomado por el fotógrafo Paul Nicklen del grupo de conservación SeaLegacy, se hizo viral. El video muestra a un oso escuálido que trata de sobrevivir, echa espuma por la boca, lucha por mantener los ojos abiertos y, antes de colapsar, busca en los botes de basura desechos dejados por los pescadores. A medida que la capa de hielo continúa disminuyendo, los períodos de inanición de los osos polares son más prolongados y ponen a toda la población en riesgo de muerte.

Pero todos tenemos la oportunidad de hacer algo al respecto.

Al eliminar los productos de origen animal de nuestra alimentación, podemos reducir nuestra huella de carbono a la mitad. “Esa huella de carbono de la producción de carne es más que solo una gran cantidad”, según el Centro para la Diversidad Biológica. “Para los osos polares, significa si vivirán o no para el fin de este siglo”.

De hecho, según el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, los cinco principales alimentos que afectan el clima son todos de origen animal: carne de vaca, carne de cordero, mantequilla, mariscos y queso.

La explotación de los animales para obtener alimentos produce más emisiones de gases de efecto invernadero que todos los automóviles, aviones y otras formas de transporte combinadas. Para producir 500 gramos de carne de vaca se requiere un 13% más de combustible fósil y 15 veces más agua que para producir 500 gramos de soya. Además, la explotación industrial de animales es responsable de casi el 91% de la destrucción del Amazonas y utiliza más de un tercio de la superficie cultivable del planeta, lo que obliga a los animales silvestres a abandonar su hábitat natural.

Esta temperatura récord del Ártico debe servir como un llamado de atención para la humanidad. Es hora de tomarlo en serio y reconocer que lo que consumimos puede afectar nuestro planeta. No hay forma de comer productos de origen animal sin contribuir al cambio climático. La carne “sostenible” es un mito. En pocas palabras: no puedes ser ambientalista si consumes carne. Punto.

Pero una alimentación vegana no solo es buena para el planeta. También salva a los animales de una vida miserable en las granjas industriales. Los cerdos, las vacas, las gallinas y otros animales confinados en granjas sufren horriblemente. Desde que nacen hasta que mueren, estos inocentes animales viven una pesadilla: son enjaulados, mutilados, quemados y, finalmente, asesinados.


No hay duda de que el cambio climático es real y la explotación industrial de animales es su principal contribuyente. Adopta una alimentación vegana y únete así a los millones de personas que están pronunciándose a favor de los animales, el ambiente y la salud. Comienza aquí.

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