El veganismo está innegablemente ligado a la justicia social. Ésta es la razón

Cuando decidí ser vegana pensé que sólo se trataba de proteger a los animales explotados como alimento de las prácticas crueles como las mutilaciones y el asesinato. Estaba equivocada. Es mucho más que eso.

Siempre pensé que era progresista. Me enseñaron que todo el mundo debía ser tratado por igual, que debíamos ser amables con los animales y que proteger el ambiente era una de las mejores cosas que podíamos hacer por las generaciones futuras.

Pero realmente abrí los ojos cuando me enteré de la difícil situación de los animales de granja y pasé de una alimentación a base de carne, queso y huevos a una a base de plantas.

Lo que aprendí mientras investigaba sobre el veganismo y los derechos de los animales me abrió la mente. Lo que más me sorprendió fue aprender cómo el movimiento por los derechos de los animales estaba conectado con otros temas de justicia social.

Derechos humanos de tercera generación

Nuestro ambiente está cambiando rápidamente debido a los efectos innegables del calentamiento global. El veganismo es una gran manera de combatir el cambio climático ya que reduce tu huella de carbono a la mitad. El dióxido de carbono proveniente de la explotación industrial de animales representa alrededor del 15% de las emisiones inducidas por el ser humano y la producción de carne y leche es la principal culpable. La explotación de animales para producir alimentos genera más emisiones de gases de efecto invernadero que todas las formas de transporte combinadas.

Además, la explotación de animales para la alimentación usa una enorme cantidad de recursos. Por ejemplo, en la producción de una libra de carne de vaca se usan más de 10 mil litros de agua. Y la ganadería se ha apoderado de más del 80% de la región amazónica.

Feminismo

Las industrias de la carne y la leche no sólo explotan nuestros recursos ambientales, sino también los cuerpos femeninos que son usados para traer al mundo animales, que luego serán asesinados y convertidos en comida.

En la industria de los lácteos, las hembras son inseminadas a la fuerza continuamente para asegurar un suministro ininterrumpido de leche. Sus bebés son arrebatados a las pocas horas de nacer. Sus hijas son sometidas al mismo ciclo de embarazo y parto, y sus hijos son asesinados y convertidos en “carne de ternera”.

Y en la industria de los huevos, las gallinas son confinadas en jaulas diminutas que les impiden moverse y extender las alas. Sus ciclos biológicos son alterados para que produzcan muchos más huevos que aquellos que producirían bajo condiciones naturales. Y, cuando su producción de huevos no es considerada rentable, las gallinas son asesinadas sin piedad.

Justicia ambiental

Además de ayudarme a ver la conexión entre la explotación de los animales y los derechos de las mujeres, ser vegana me ha hecho ver la relación entre la ganadería y la discriminación racial. Por ejemplo, las poblaciones cercanas a las granjas industriales tienden a ser comunidades de bajos ingresos o minorías. Estas granjas contaminan las áreas circundantes y sus residentes sufren de enfermedades respiratorias debido a los gases dañinos emitidos por estas instalaciones.

Un estudio de 2002 examinó más de 60 granjas industriales en Mississippi y encontró que la mayoría se localizaba en áreas de bajos ingresos con un alto porcentaje de afroamericanos. Del mismo modo, un estudio de 2005 encontró que en Carolina del Norte las zonas de bajos ingresos tenían siete veces más granjas de cerdos que las áreas afluentes, y que las comunidades formadas por minorías tenían cinco veces más granjas de cerdos que las comunidades predominantemente anglosajonas.

Inmigración y derechos de los trabajadores

El “procesamiento” de aves para el consumo humano es uno de los trabajos más peligrosos: más de 27 trabajadores al día sufren amputaciones u otras lesiones lo suficientemente graves como para requerir hospitalización. Debido a la exigencia de “procesar” un número determinado de animales al día, los trabajadores rara vez reciben descansos para ir al baño. Algunos incluso han recurrido a usar pañales. Además, se ha encontrado que los trabajadores de los mataderos sufren de trastorno de estrés postraumático y enfermedades causadas por bacterias resistentes a los antibióticos.

Por si fuera poco, la industria se aprovecha de la vulnerabilidad de los inmigrantes indocumentados. De hecho, el 93% de los trabajadores en las granjas de lácteos de Nueva York son inmigrantes indocumentados. Muchos de ellos temen salir de las granjas por el riesgo de ser capturados y deportados. Y este temor es reforzado por los comentarios humillantes o intimidantes de sus supervisores. Algunos permanecen en las granjas por más de 11 días a la vez.

Esta es sólo la punta del iceberg cuando se trata de la relación entre el veganismo y otros temas de justicia social.

¿Sientes que estás en un laberinto sin salida? Yo me sentí igual.


Después de aprender que el veganismo es una forma de resistencia relacionada con otros movimientos de justicia social coincido con aquellos que dicen que “el conocimiento es poder”.

Podemos poner fin a esta cruel industria al boicotear sus productos y adoptar una alimentación vegana compasiva. ¡Haz clic aquí para comenzar!