Hace unas semanas, se dio a conocer la nueva guía alimentaria de Canadá, que innovó de manera histórica al anteponer la proteína a base de plantas a su contraparte animal. De esta forma, se consume más fibra y menos grasa saturada, lo que puede resultar benéfico para la salud del corazón. Además, en esta guía no se consideran los productos lácteos como un grupo alimenticio.
La nueva guía de alimentación de Canadá también tomó al ambiente en consideración. En el sitio web se indica que una alimentación con un índice alto de consumo de alimentos a base de plantas y bajo en productos de origen animal está asociada con un menor impacto ambiental.
Esto no es ninguna sorpresa, mucho se ha hablado de los estragos en el ambiente causados por la explotación industrial de los animales. La atmósfera, los océanos y el suelo son afectados gravemente por la industria de la carne, los lácteos y el huevo. Hace unos meses, un informe de la ONU, compilado por 91 autores y con más de 6,000 fuentes científicas, alertó sobre la importancia de revertir el calentamiento global. Los expertos calcularon que tenemos poco menos de 12 años para evitar una catástrofe climática, y el reporte incluye un plan para disminuir drásticamente la dependencia global de la industria pecuaria.
Esta no es la primera vez que instituciones gubernamentales reconocen la importancia de cambiar a una alimentación a base de plantas. El año pasado, el equipo de Políticas Alimentarias de Mercy For Animals implementó un programa en Veracruz, México, para servir platillos veganos cada lunes en todas las escuelas públicas del estado. Este programa tiene el objetivo de promover una alimentación saludable y sostenible para los estudiantes, y se espera que su alcance sea de 925,000 comidas veganas al año. Y hace dos años, se anunció en Argentina la iniciativa “Lunes vegano” por parte de La Casa Rosada, en la que un día a la semana, todos los empleados y funcionarios disfrutan de una comida completa sin productos derivados de la explotación animal, también con el objetivo de mejorar la salud de las personas.
El mensaje está cada vez más claro, comer animales no es sostenible, y para los animales confinados en las granjas industriales, representa una pesadilla. A los pocos días de nacer, son sometidos a terribles mutilaciones, son separados de su familia, hacinados en condiciones insalubres, los tratan y transportan como si fueran objetos, y al final, son asesinados de manera cruel y muy dolorosa. Si podemos evitarles este sufrimiento, ¿por qué no hacerlo?
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