Un artículo reciente en The Huffington Post acaba con el mito de que comer carne de gallina es saludable.
En las granjas modernas, las gallinas explotadas para obtener carne son criadas para crecer “tanto y tan rápido” que a menudo quedan inmóviles por su propio su peso. También sufren ataques cardíacos, insuficiencia de órganos y otros problemas como resultado del rápido crecimiento.
La crianza de gallinas a este ritmo anormal de crecimiento no sólo es cruel para las aves; también disminuye el valor nutricional de la carne.
Un estudio publicado en World’s Poultry Science Journal señala:
La presión genética cada vez mayor para mejorar las tasas de crecimiento y el rendimiento de las gallinas de engorde ha llevado a una alta incidencia de varias anormalidades en los músculos del pecho.
En 2012, otro estudio mostró que el 55.8% de las gallinas criadas para obtener carne había sido afectado por las miopatías musculares llamadas rayas blancas. Para 2016, ese número se había disparado a más del 96%. Las miopatías hacen que la carne tenga más grasa. De hecho, la carne de gallina que se vende hoy tiene 224% más grasa y 9% menos proteína. Además, libra por libra, la carne de gallina tiene aproximadamente la misma cantidad de colesterol que la carne de vaca.
Las gallinas comprenden el 95% de los animales criados y asesinados para convertirse en comida en los Estados Unidos. Estas aves padecen una vida miserable en las granjas industriales. Es más, ninguna ley federal protege a los animales durante su vida en estas instalaciones. De hecho, la ley que se supone protege a los animales en el matadero (ley de métodos humanitarios de sacrificio) no se extiende a las aves, dejándolas virtualmente sin protección contra el abuso.
El video encubierto obtenido por Mercy For Animals en una granja industrial de Perdue en Carolina del Norte reveló cómo las gallinas eran violentamente pateadas, arrojadas contra las paredes y pisoteadas hasta la muerte por los trabajadores.
Mira.
Por suerte, con los deliciosos productos disponibles en los supermercados, nunca ha sido más fácil sustituir la carne de gallina con alternativas saludables y compasivas a base de plantas.
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