El Confidencial, por primera vez en la historia moderna de la humanidad, la atmósfera de nuestro planeta alcanzó más de 415 partes por millón de CO2. El nivel de CO2 en la atmósfera ha aumentado un promedio de 2.5 ppm por año durante la última década, alcanzando las 400 ppm en 2013.
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De acuerdo con información de
La última vez que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron ese nivel fue durante la época del Plioceno, hace tres millones de años. En ese entonces, las condiciones en la Tierra eran muy diferentes, pero la evidencia sugiere que en la actualidad, estamos en camino a enfrentar cambios catastróficos en el planeta. De mantener estos índices de polución, los niveles de CO2 podrían alcanzar las 500 ppm dentro de 30 años, un número que podría significar un aumento de las temperaturas globales de al menos 2 ºC.
Los estragos se hacen presentes
Muchas personas aún no toman conciencia sobre lo que el calentamiento global puede causar en el planeta, a pesar de que desde hace varios años, organizaciones, medios de comunicación y expertos nos han alertado sobre las fuertes consecuencias que pueden esperarse. Algunos podrían pensar que estos estragos están muy lejanos, pero no es así.
De acuerdo con la ONU, quedan menos de 12 años para detener el cambio climático, pero los daños ya se hacen presentes. En 2016, una colonia de pingüinos perdieron la vida al destruirse el hielo marino en el que habitaban. Y a principios de este año, un tercio de la población de zorros voladores en Australia perdió la vida por una ola de calor, consecuencia del calentamiento global.
¿Cómo puedes ayudar?
Existen diferentes medidas que puedes adoptar para ayudar al planeta, muchas personas deciden eliminar los popotes y otras personas dejan de usar desechables, y aunque todas estas medidas suman y tienen un efecto positivo, no debemos olvidar que no somos los únicos que habitamos este mundo y nuestros hábitos de consumo afectan a otros y dañan al ambiente de la forma más significativa. Además, los animales comparten el planeta con nosotros y muchas veces no pensamos en ellos, seres que sienten y merecen nuestra consideración y respeto. Su explotación, ya sea por su carne, huevos o leche, es cruel, violenta y además muy dañina para el planeta y para quienes los consumen.
Un estudio de la Universidad de Oxford afirma que la elaboración de proteína de origen vegetal, como el tofu, los frijoles y las nueces, genera menos gases de efecto invernadero que los productos derivados de la explotación animal. Otro estudio reveló que al dejar de consumir productos derivados de la explotación animal, la huella de carbono individual derivada de la alimentación se reduce más de la mitad.
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