El año pasado, el precio del salmón al por mayor subió un 50% debido a una infestación de piojos de mar en Suecia que llegó a Noruega y Chile, según The Guardian.
El piojo del mar, o piojo común del salmón, es un parásito que se alimenta de la sangre, la piel y la baba del salmón. Los piojos de mar mataron a millones de peces de granja en 2016 y les causaron lesiones cutáneas e infecciones secundarias a millones más. Ahora, este parásito ha infestado casi la mitad de las granjas de salmón de Escocia.
Los piojos de mar son más frecuentes en el salmón de criadero y los espacios confinados de las granjas industriales son el lugar perfecto para su reproducción. Además, como sugiere un estudio, el aumento en la temperatura del mar causado por el cambio climático promueve la propagación de este parásito.
Para combatir la creciente epidemia de piojos del mar, las granjas industriales de salmón importan toneladas de peces lábridos capturados para que consuman los parásitos y pueda evitarse el uso de productos químicos para eliminar la infestación. La importación de estos peces para el control de parásitos causa estragos en las poblaciones naturales.
The Guardian informó:
“‘Estamos muy preocupados porque una compañía pesquera local grande ha crecido rápidamente en los últimos años —con un gran número de lábridos capturados de aguas locales— sin una gestión adecuada ni indicación alguna de su sostenibilidad’, dijo Samuel Stone, de la Sociedad de Conservación Marina. ‘Es una preocupación real’”.
Las capturas anuales de peces lábridos por pescadores noruegos han aumentado de 2 millones en 2008 a 22 millones en menos de una década, según New Scientist. Esta disminución de la población tendrá un efecto en el ecosistema marino de una magnitud imprevisible. Aún peor, los peces son asesinados y desechados después de que se comen los piojos.
Si bien se ha propuesto la crianza de los lábridos, esta solución sería inhumana por muchas otras razones. Los peces criados en granjas padecen una vida miserable en tanques llenos de excremento. Un estudio publicado en 2016 señaló que el salmón criado en granjas está “tan deprimido que renuncia a la vida”.
Mira esta investigación realizada por Mercy For Animals en una instalación de sacrificio de peces.
Dejar a los peces fuera de tu plato es la mejor manera de proteger los ecosistemas marinos y retirar tu apoyo a esta cruel industria.
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