Querido New York Times, el queso “feminista” no existe

Recientemente, The New York Times publicó un artículo sobre mujeres fabricantes de queso que han bautizado sus productos con los nombres de famosas feministas, como Amelia Earhart, Marie Curie, Hillary Clinton y Jane Goodall.

Sin embargo, al utilizar sus productos para celebrar a las mujeres, estas fabricantes de queso se olvidan de alguien: las hembras a quienes les roban su leche para hacer queso.

Si el “queso feminista a base de animales” parece una contradicción, es porque así lo es.

En las granjas industriales, las hembras son explotadas por su leche, huevos y órganos reproductivos.

Todos los mamíferos lactan para alimentar a sus bebés. En consecuencia, aunque parezca obvio, las hembras realmente tienen que estar embarazadas o haber dado a luz para producir leche.

En la industria de los lácteos, las vacas son sometidas a un ciclo anual de inseminación forzada, parto y lactancia. Las hijas corren el mismo destino cruel que su madre (serán explotadas para obtener leche tan pronto como tengan la edad suficiente para concebir). Los hijos de las vacas son confinados en pequeños corrales y asesinados violentamente a las pocas semanas para obtener carne de ternera.

El sufrimiento de las madres animales es innegable. Se sabe que las vacas mamás lloran y braman por días, esperando por sus bebés que nunca volverán a ver. Muchas han sido filmadas siguiendo a los empleados de las granjas mientras se están llevando a los bebés.



Después de cuatro o cinco años de soportar este ciclo cruel y producir cantidades anormalmente grandes de leche gracias a la manipulación genética y los medicamentos, las vacas se “agotan”. Su producción de leche disminuye y su cuerpo simplemente se rinde. Muchas sufren infecciones dolorosas, como la mastitis. Algunas quedan tan débiles que no pueden ni siquiera pararse.

Como ya no son “rentables” para los dueños de las granjas lecheras, las vacas “agotadas” son enviadas al matadero y asesinadas brutalmente. Muchas están tan débiles que no pueden caminar y son arrastradas al camión de transporte.

Ahora, antes de decir: “Ah, pero esto era una granja de cabras”, debes saber que las cabras mamás y sus bebés sufren un destino similar. Los bebés son arrebatados de su madre, a menudo sólo unas horas después del nacimiento. Las hembras son explotadas para reemplazar a las cabras más viejas y los machos son asesinados inmediatamente o confinados para la producción de carne. Prácticamente todas las cabras bebés sufren mutilaciones dolorosas, como la castración y la remoción de los cuernos.

Y no es sólo la industria de los lácteos la que explota a las hembras. Las industrias de la carne y los huevos explotan el cuerpo femenino todos los días en todo el mundo.

En la producción de huevos, uno de los abusos más atroces es el confinamiento extremo de las gallinas, que están apretujadas en jaulas tan pequeñas que cada gallina debe pasar su vida en un espacio más pequeño que una hoja de cuaderno. Estas jaulas a menudo contienen cinco o seis gallinas a quienes se les niega casi todo lo que es natural para ellas, como caminar, posarse, anidar o desplegar las alas.


Del mismo modo, las cerdas mamás a menudo son confinadas en jaulas de gestación tan pequeñas que los animales no pueden caminar, darse la vuelta ni acostarse cómodamente. Y están continuamente embarazadas para producir más cerdos para el consumo humano. Las cerdas mamás pasan su vida en pisos de concreto. Nunca sentirán el pasto bajo sus pies ni podrán escarbar la tierra, y nunca se les permitirá cuidar de sus bebés.


¿Todavía no estás convencido? Mira.


En pocas palabras: la explotación industrial de animales es anti-feminista.

El queso vendido por las granjas lecheras no debería llamarse “queso feminista” si está hecho de leche de animales. Como mujer y feminista, no podría promover el feminismo mientras contribuya a una industria que explota sistemáticamente el cuerpo femenino y se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer en las mujeres. Al imaginarme a mí misma en su lugar, me di cuenta de lo que padecían los animales: un ciclo de abuso innecesario que podemos terminar simplemente dejando fuera de nuestro plato los productos derivados de la explotación animal.

Echa un vistazo a las sabrosas recetas de quesos veganos en nuestra página de Pinterest.