Dejar de comer peces es lo mejor que podemos hacer para proteger a nuestros océanos

Nuestros océanos están en crisis. La pesca, el cambio climático y la contaminación están sometiendo a los ecosistemas marinos a una presión inmensa. Cada año, la población de peces disminuye alarmantemente, y científicos han advertido que para 2048, la vida marina podría desaparecer. Lamentablemente, más de diez años después de que fuéramos advertidos, el panorama actual es aún más desalentador.

Cada semana nos enteramos de algún hecho alarmante respecto a los océanos y los animales marinos, como el sargazo, animales atrapados en redes o problemas con los ecosistemas marinos. Empresas y personas han comenzado a comprometerse y realizar acciones para ayudar a los océanos, sin embargo, estas no van encaminadas a solucionar el problema de raíz ni son verdaderamente efectivas para detener el deterioro de estos ecosistemas. Los animales marinos están en peligro y es momento de que nos enfoquemos en el verdadero culpable: la pesca.

La industria pesquera asesina a millones de animales, el número es tan grande que ni siquiera puede contabilizarse por individuos, sino únicamente por toneladas. De acuerdo con un informe reciente de la ONU, la sobrepesca ya afecta al 33.1% de las reservas de peces a nivel mundial, cuando en 1974, esta cifra era solo 10%. Cuando un barco deja caer sus redes de más 30 metros de profundidad, no solo captura a los peces que los humanos consumen, arrasa con todo a su paso. Delfines, tortugas, peces grandes y pequeños, todos terminan agonizando en la superficie del barco. Muchos mueren ahí y otros son regresados al mar como si fueran basura.

De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), cada año se captura de forma incidental a:
  • 300,000 pequeñas ballenas y delfines
  • 250,000 tortugas caguamas en peligro de extinción y tortugas laúd en peligro crítico de extinción
  • 300,000 aves marinas
  • 100 millones de tiburones
  • 40 toneladas de corales
  • 35 millones de peces pargos
Pero las consecuencias de la pesca no terminan ahí, el mar está lleno de redes de pesca abandonadas o redes fantasma. La organización World Animal Protection informó que 640,000 toneladas de equipo de pesca son desechadas y constituyen el 46% de la contaminación de plástico en los océanos. Ballenas, delfines y tortugas a menudo quedan atrapadas en estas redes, pues el hilo para pescar se enreda en su cuello o extremidades, lo cual suele derivar en decapitaciones, amputaciones o incluso muertes por ahogo o inanición. Hace unos días, activistas ambientales lograron retirar del océano cerca de 40 toneladas de redes de pesca abandonadas, de haber permanecido ahí, habrían matado a incontables animales marinos, aves e incluso animales terrestres.

La biodiversidad acuática también está amenazada por la pesca comercial, ya que extrae una cantidad enorme de especies de su hábitat, altera los ecosistemas e interfiere con la cadena alimenticia y las poblaciones de animales marinos. Los peces silvestres, al igual que otros animales, tienen su propio lugar y función en su entorno, y no es ser explotados como alimento para los humanos. A través de su existencia, los peces hacen que el ecosistema funcione, por lo que deberíamos protegerlos a toda costa si no queremos que la vida en los océanos llegue a su fin.

Ahora que ya conoces al verdadero enemigo de los océanos, es momento de actuar. Si ya no usas popotes y has reducido tu uso de plástico, ahora agrega lo más importante a tu lista de actividades para ayudar al planeta, deja a los peces y a todos los animales fuera de tu plato. ¡Comienza hoy mismo! Prepara deliciosas recetas a base de plantas, difunde esta información con otros y alza la voz por los animales.