La industria del atún explota a los peces y a los trabajadores

Según una investigación hecha por El País, existe una alta probabilidad de que las latas de atún comercializadas a nivel masivo sean envasadas por mano de obra esclava. Esto se debe a que Tailandia, uno de los principales exportadores de muchos tipos de peces, es el mayor exportador de atún en el mundo, con más de 50,000 embarcaciones pesqueras y alrededor de 500,000 trabajadores en esa industria. Investigaciones llevadas a cabo por Greenpeace y la Organización Internacional del Trabajo alertan que la gran mayoría de las personas que trabajan en estos barcos cumplen con todos los criterios para ser consideradas esclavas al trabajar bajo amenazas, ser tratadas como propiedad de sus empleadores, no contar con la libertad de abandonar sus puestos de trabajo y recibir una remuneración económica extremadamente baja.

Esta no es la primera vez que quedan en evidencia las condiciones de explotación a las cuales son sujetos los trabajadores de granjas industriales. Hace dos años, un informe de Oxfam reveló que los trabajadores de Tyson Foods Inc., Perdue Farms Inc., Pilgrim Pride Corp. y Sanderson Farms Inc. eran obligados a usar pañales al no contar con permiso de ir al baño para no interrumpir la producción.

El trabajo en las granjas industriales es extremadamente peligroso, los empleados son propensos a accidentes graves debido a la maquinaria que operan. Un estudio de 2016 reportó que, al menos una vez por mes, un empleado de Tyson Foods sufría alguna amputación. El ambiente insalubre en el que trabajan también los vuelve más propensos a distintas enfermedades.

Todo esto es aún peor para los inmigrantes, y las estadísticas recopiladas por el Departamento de Pesca de Tailandia indican que el 82% de los pescadores lo son, así como la mayoría de los empleados de plantas de procesamiento. Según El País, los migrantes no tienen derecho a las protecciones con las que cuentan los trabajadores tailandeses, y su salario es normalmente un 25% menor al mínimo del país.

Según la investigación, los traficantes engañan a migrantes de Camboya y Birmania para llevarlos a trabajar a Tailandia. Les prometen un trabajo bien remunerado y, al llegar al país, los migrantes descubren que no es así. La situación de carencia que viven estas personas las orilla a aceptar este tipo de trabajos, pero la realidad es que nadie quiere trabajar matando animales. Hace unos meses se reportaron 10,000 puestos vacantes en mataderos de la Unión Europea, al grado en que la capacidad de abastecer la demanda de carne para las fiestas decembrinas fue puesta en duda. Esto es lógico, según la Revista Trastorno de Estrés Postraumático (PTSD Journal), ya que muchos trabajadores en estas instalaciones se desconectan emocionalmente para poder soportar la crueldad a la que someten a los animales a diario.

Si crees que los peces no sufren cuando los capturan y los matan, existe suficiente evidencia que demuestra lo contrario. Lamentablemente, los peces se encuentran entre los animales más abusados en el mundo a pesar de contar con la capacidad para sentir dolor, experimentar estados emocionales y ser conscientes de su existencia. Una investigación encubierta llevada a cabo por Mercy For Animals en 2011 expuso cómo los trabajadores de un matadero de peces los desollaban cuando aún seguían con vida. Estos animales se revolcaban y luchaban por escapar de los cuchillos y, mientras se asfixiaban, los trabajadores les arrancaban la piel.  

 

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