¿Por qué trabajamos en políticas corporativas?

En Mercy For Animals trabajamos para construir un sistema alimentario compasivo que reduzca el sufrimiento de los animales y le ponga fin a su explotación en la industria de la alimentación.

Constantemente instamos a nuestra audiencia a elegir alimentos a base de plantas a través de videos, publicaciones en redes sociales, blogs, folletos impresos, guías vegetarianas, cobertura mediática, sitios web informativos y correos electrónicos, y si bien esta labor es importante, no es todo lo que podemos o debemos hacer por los animales.

Queremos evitar la mayor cantidad posible de sufrimiento animal, así que enfocarnos únicamente en pedirles a las personas que cambien su alimentación dejaría de lado el gran progreso que se puede lograr trabajando con los gobiernos y corporaciones, que sin importar nuestros deseos, tienen un enorme poder sobre el destino de los animales.

Siendo realistas, cuando hablamos de gobiernos y empresas, no tenemos oportunidad de tener éxito si les pedimos que detengan la comercialización de productos derivados de la explotación animal abruptamente. Entonces, tenemos tres opciones al respecto:

  1. Podemos simplemente no hacer nada.
  2. Podemos pedir que hagan algo que seguramente no harán. Por ejemplo, pedirle a un gobierno o una cadena de supermercados que prohíban la venta de huevos de un día para otro.
  3. Podemos pedir que eliminen las prácticas más crueles con los animales en sus operaciones, aunque eso solo sea un primer paso, aún muy lejano de nuestro objetivo final.

Por eso instamos a los gobiernos a que fortalezcan las leyes de protección animal y les pedimos a las compañías de alimentos que ofrezcan opciones a base de plantas y reduzcan el sufrimiento de los animales usados en sus operaciones al rechazar los peores sistemas de confinamiento como jaulas en batería, jaulas para terneros y jaulas de gestación, o prácticas atroces como el corte de cola y la castración sin anestesia.

LA IMPORTANCIA DE LOS CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS

Una forma de relacionarnos con los gobiernos y corporaciones para reducir el sufrimiento de los animales es identificar y presentar formas de reducir la cantidad de animales explotados como alimento. Por ejemplo, nuestros especialistas en políticas alimentarias trabajan con escuelas y otras instituciones para convencerlos de que reduzcan la cantidad de carne que compran y sirven. Mercy For Animals también ayudó a lanzar The Good Food Institute para acelerar el progreso y el éxito comercial de la carne, leche y huevos a base de plantas.

Además, a través de nuestro programa de Innovación Alimentaria, trabajamos con empresas de productos y servicios alimenticios, cadenas de restaurantes y supermercados para aumentar la disponibilidad de productos y platillos a base de plantas en el mercado.

Los esfuerzos exitosos para prohibir las prácticas más crueles en la industria alimentaria en Estados Unidos, Canadá, México, Brasil y otras partes del mundo permiten reducir significativamente el sufrimiento de más de mil millones de animales cada año. Y por primera vez en la historia, estamos logrando que se reconozca algo esencial, que los animales en granjas importan.

Reflexionemos un momento sobre la importancia histórica de esto. El 99% de los animales explotados por humanos son animales en granjas. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, los gobiernos y grandes corporaciones habían actuado prácticamente sin consideración alguna por su vida. Ahora, están implementando medidas concretas para reducir significativamente el sufrimiento de cientos de millones de ellos y se están reconociendo sus intereses y preferencias, por ejemplo, que está demostrado que las gallinas prefieren no ser confinadas en jaulas en batería.

Entendemos que a algunas personas que apoyan nuestra labor les preocupa que este enfoque pueda contribuir a que la gente piense que es aceptable matar animales para producir alimento si son tratados de forma “humanitaria”. Primero, vale la pena enfatizar que ponerle fin a las peores prácticas en la industria alimentaria reduce significativamente el sufrimiento de los animales usados en ella. Por ejemplo, una investigación independiente sobre sistemas de producción de huevos reveló que en una escala de bienestar de cero a diez, en la que el peor sistema posible es un cero y un sistema ideal es un diez, las instalaciones de jaulas en batería obtuvieron un puntaje de cero y las instalaciones sin jaulas obtuvieron una puntuación de cinco en adelante. Los cambios en las políticas que reemplazan los sistemas de líneas de procesamiento con sistemas menos crueles no solo evitan que se les corte el cuello a cientos de millones de aves mientras aún están completamente conscientes, también evitan que cientos de miles de ellas mueran escaldadas en tanques de agua hirviendo. De la misma forma, se reduce significativamente el sufrimiento al retirar a las cerdas de las jaulas de gestación o al hacer cambios en la cría y entorno de los pollos explotados por su carne.

Y lo más importante, la evidencia sugiere que cuando las empresas y los gobiernos toman estas medidas, aumenta la preocupación pública por estos animales y disminuye el consumo de los productos derivados de su explotación.

EL IMPACTO DE LAS POLÍTICAS EN LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR

La demanda de productos específicos aumentará o disminuirá según el precio. Cuando los precios bajan, la demanda aumenta. Cuando los precios suben, la demanda baja.

No es ningún secreto que la gran mayoría de las medidas que reducen el sufrimiento de los animales explotados como alimento implican un aumento de costos, por eso las empresas eluden comprometerse a implementarlas. Los huevos libres de jaula, por ejemplo, cuestan un poco más que aquellos producidos en jaulas en batería. Las medidas emprendidas para los pollos explotados por su carne también requieren un aumento en los costos de producción.

A medida que Mercy For Animals y otras organizaciones trabajan para lograr cambios en las políticas corporativas y legislativas, es posible que haya un ligero aumento en los precios y una consecuente disminución de la demanda, lo que puede conducir a que se reduzca el número de animales explotados como alimento.

Según datos de la Unión Europea, los países que prohibieron las jaulas en batería antes de que entrara en vigencia la prohibición general registraron, en promedio, una disminución en las tasas de consumo de huevos después de que la prohibición entró en vigencia, al mismo tiempo que el consumo de huevos aumentaba en los países que no prohibieron ese sistema.

En Estados Unidos, un equipo de economistas estimó que cuando se eliminan las jaulas en batería, el número de gallinas usadas para la producción de huevos cae en un 3% anualmente, lo que se traduce en alrededor de ocho millones de gallinas.

Pero no es solo el aumento de costos lo que lleva a que estos cambios en las políticas legislativas y corporativas logren una reducción en el consumo de productos de origen animal.

Debido a la atención pública que estas campañas pueden generar, más personas se enteran del terrible sufrimiento que padecen los animales explotados como alimento, y como resultado, la demanda de productos de origen animal disminuye debido a los cambios en la percepción y preferencias del consumidor.

Un grupo de economistas en Estados Unidos realizaron un estudio de diez años que evaluaba datos de compras de supermercados para ver cómo la venta de comestibles se vio afectada por la proyección en los medios de comunicación de problemas relacionados al bienestar de los animales en granjas industriales, entre ellos noticias sobre investigaciones encubiertas y cambios en la legislación para prohibir ciertos sistemas de confinamiento. Descubrieron que la atención brindada por los medios a esos temas resultó en una disminución en el consumo de carne de pollo y cerdo, que evolucionó al consumo de productos alimenticios de origen vegetal. Las conclusiones del estudio sugieren que durante esos diez años, esa cobertura mediática evitó que casi mil millones de animales fueran sometidos a una existencia de sufrimiento en granjas industriales.

En la misma línea, un estudio realizado por Mercy For Animals descubrió que las personas a quienes se les mostraban noticias sobre compañías que se comprometían a usar sistemas sin jaulas o sobre gobiernos que prohibían las jaulas en batería o las jaulas de gestación, se interesaban más en reducir su consumo de huevos y carne de cerdo. Un estudio similar realizado por un investigador en la Unión Europea reveló que cuando las personas leen sobre un cambio en las medidas de bienestar de los peces usados por su carne, muestran un interés en comerla con menos frecuencia.

Además, en la Unión Europea, los países que tienen las políticas corporativas más progresivas y más protecciones gubernamentales para los animales confinados en granjas, como Austria, Suiza, Alemania, Suecia y el Reino Unido, también tienden a tener tasas más altas de vegetarianismo que los países de la Unión Europea con políticas menos progresivas, como Francia, Bélgica, España, Irlanda, Finlandia y Noruega. En Estados Unidos, una encuesta realizada por Faunalytics encontró que quienes están dispuestos a pagar más por carne, lácteos o huevos producidos con medidas más estrictas de bienestar animal, registran mucho más interés ​​en volverse vegetarianos que el público general.

Todas estas estadísticas sugieren que el énfasis en la reducción del sufrimiento de los animales usados como alimento puede ir de la mano con un incremento en el consumo de comida vegetariana y vegana, y una disminución en el consumo de carne.

NUESTRA VISIÓN

En conclusión, si bien alentar a las personas a que adopten una alimentación a base de plantas siempre ha sido y seguirá siendo una piedra angular del trabajo de Mercy For Animals, creemos que también es crucial enfocarse en el progreso gradual que se puede obtener al trabajar con gobiernos y compañías de alimentos. La evidencia es clara, las políticas que estamos impulsando reducen significativamente el número de animales usados como alimento, su sufrimiento y la demanda de productos de origen animal, mientras aumentan la concientización pública de que la vida y el sufrimiento de estos animales importan.

Si bien nuestra labor avanza cada día más, somos realistas y sabemos que nuestro objetivo es ambicioso. Dejar de usar a los animales como alimento va en contra de la agenda de las principales entidades políticas y las industrias más ricas y poderosas del mundo. En contra de hábitos arraigados, normas sociales y muchas tradiciones culturales, familiares y alimentarias. Eso no significa que no podamos tener éxito, sino que no es realista esperar llegar a la meta final de la noche a la mañana, así que los avances logrados hasta entonces deben ser apreciados.

Estamos convencidos de que el progreso que ha ocurrido durante la última década continuará en los próximos años, a medida que las políticas corporativas y la legislación gubernamental para reducir el sufrimiento de los animales usados como alimento se fortalezcan cada vez más, y que la noción de que la vida de estos animales importa se arraigue cada vez más profundamente en nuestra cultura, dando pie a que un número cada vez mayor de personas elijan alimentos que no les generan sufrimiento. Por ello, la participación en el mercado de la carne, huevos y lácteos a base de plantas y cultivados (a base de células) eventualmente llegará a superar a los productos de origen animal en precio, sabor y conveniencia, hasta hacerlos completamente obsoletos.

El camino es largo y difícil, pero el cambio ya está ocurriendo. A través de reformas legislativas, la eliminación gradual de las peores prácticas de la industria alimentaria, una mayor concientización sobre la explotación de animales como alimento, la reducción del consumo de los productos derivados de su sufrimiento y el incremento de opciones a base de plantas.

En Mercy For Animals estamos orgullosos de impulsar estos cambios históricos, pues estamos comprometidos por crear un mundo en el que los animales sean respetados, protegidos y libres de seguir sus propios intereses.