¿Crees en el consumo de carne “ético”? Esto es lo que deberías saber

Muchos de nosotros ya sabemos que las granjas industriales son terribles para los animales, el planeta y nuestra salud. Pero ¿qué pasa con los consumidores de carne “éticos”?

Primero, hacer algo “ético” por definición significa que estás haciendo algo correcto o bien. Y aunque muchas compañías venden productos de origen animal usando etiquetas como “humanitaria” o “libre pastoreo” para aliviar la conciencia de los consumidores y aumentar las ventas, la verdad es que estos productos no escapan a la crueldad. Esto es especialmente cierto para la carne, que requiere del violento asesinato de animales.

Sí, no importa cómo se críen los animales (y, seamos honestos, más del 95% de los animales explotados para obtener carne son criados en granjas industriales repugnantes), todos son asesinados sin piedad: colgados boca abajo, con frecuencia estando aún conscientes, y degollados.

Una persona que se considera consumidora de carne “ética” debe asumir que el asesinato innecesario de un animal es también un acto ético. Esta suposición es discutible ya que ningún animal quiere morir. ¿Crees lo contrario? Basta con que eches un vistazo al montón de noticias sobre animales que escapan de los mataderos o saltan de los vehículos de transporte tratando de salvar su vida.

Como escribió el famoso filósofo Jeremy Bentham “la pregunta no es, ¿pueden razonar? ni ¿pueden hablar? sino ¿pueden sufrir?”

La realidad es que los cerdos, las vacas, las gallinas y otros animales explotados como alimento son tan sensibles e inteligentes como los perros y los gatos con quienes compartimos nuestro hogar. Sin embargo, a la industria de la carne se le permite abusar de miles de millones de ellos de maneras que serían un delito si la víctima fuera un perro o un gato.

Al comprar y consumir carne estás apoyando directamente a esta industria.

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