Esta época del año se caracteriza por las posadas, los intercambios de regalos y la continua convivencia con nuestros seres queridos. Y por supuesto, no puede faltar ¡la tradicional cena navideña! Es común que, entre las distintas opciones de menú que hay para esta cena, se preparen platillos hechos con carne de pavo.
De acuerdo con datos de la SADER (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), tan sólo en México se producen poco más de 15 mil toneladas de carne de pavo al año. Ante esta cifra, es importante destacar que existen distintas implicaciones negativas en la vida de los pavos confinados en granjas para la explotación de su carne. Con el objetivo de que conozcas más a fondo lo que conlleva la venta de carne de pavo en los supermercados, aquí te contamos cómo es la vida de estos animales confinados en granjas industriales.
Una vida corta con un sufrimiento prolongado
Nuestro gran equipo de investigadores encubiertos dio a conocer las terribles condiciones en las que viven los pavos confinados en granjas. En esta serie de imágenes, nos muestran el sufrimiento innecesario que la industria de la carne inflige a estas aves.
Desde que nacen, los pavos son cosificados, pues únicamente se les contempla como objetos de consumo y, por ende, no se les provee con las condiciones necesarias de bienestar animal en las granjas industriales estándares. Además, algunas de estas aves son descartadas a tan sólo unas cuantas horas de haber llegado al mundo debido a heridas producidas por la maquinaria de las granjas; por lo que se emplean métodos crueles para deshacerse de ellas: desde asfixiarlas, hasta molerlas vivas en una trituradora industrial.
Los pavos son amontonados en cobertizos junto a otros cientos, o incluso miles. En estos lugares, no cuentan con el espacio necesario para abrir sus alas o moverse libremente. Los cobertizos no suelen tener ventanas ni una ventilación apropiada, lo cual les ocasiona grandes niveles de estrés. Estas condiciones poco naturales en las que se encuentran propician que los pavos desarrollen niveles de agresividad inusuales; incluso se han documentado casos de canibalismo entre ellos.
Para evitar que se hagan daño, los trabajadores mutilan los cuerpos de los pavos bebés: les recortan la mitad superior del pico y les despuntan la inferior, todo esto sin una sola dosis de anestesia. Asimismo, les cortan una porción considerable de sus pies, lo cual les provoca un inmenso dolor y problemas para caminar.
Por otra parte, las grandes cantidades de amoníaco que se concentran en las granjas industriales también contribuyen a que los pavos presenten problemas de salud. La exposición constante con este compuesto químico les puede provocar úlceras en los pies, ampollas en el cuerpo, irritación en los ojos e incluso problemas respiratorios. De igual forma, estos espacios poco ventilados son un foco para la propagación de enfermedades que afectan a los pavos y a las personas, pues existen enfermedades zoonóticas como la gripe aviar, que se contagia a pavos sanos y se transmite a las y los humanos.
Un pavo bebé en libertad permanece hasta 5 meses junto a su madre; sin embargo, los pavos que se venden en los supermercados apenas tenían entre 9 y 24 semanas de nacidos. Ésta es la edad promedio en la que son asesinados por la industria de la carne.
Es importante que seamos conscientes de las necesidades de estos animales tan fascinantes y curiosos porque así podremos detener el constante abuso hacia ellos y los peligros del sistema de cría intensiva. Cada pavo tiene una personalidad única; pueden llegar a distinguir a otros dentro de su círculo social. También, cuentan con un sistema de comunicación complejo que les permite producir más de 20 vocalizaciones distintas.
Sirve paz y compasión en tu cena navideña.
En esta temporada decembrina, y el resto del año, regalemos compasión para todos los seres vivos que compartimos el planeta. Te invitamos a que pruebes alguno de estos deliciosos platillos para tu cena o puedes echarle un vistazo a estas recetas. Descubre la gran variedad de opciones amables con los pavos, y ¡dejémoslos fuera de nuestros platos!