Si queremos prevenir futuras pandemias, debemos cambiar nuestra relación con los animales

La pandemia por el nuevo coronavirus ha conmocionado al mundo entero; la cifra actual de personas fallecidas a nivel global al momento de publicar este blog es de 217,769 personas y 3,090,445 infectados. Con las medidas puestas en práctica para reducir contagios, la situación económica de muchas personas se ha visto afectada y las repercusiones psicológicas que todo esto conlleva se están haciendo notar. Sin lugar a dudas, este es un momento duro para la humanidad, y mientras nos enfocamos en el apoyo comunitario para sobrellevar la crisis, esta situación también presenta una oportunidad para hacer un análisis honesto de la sociedad, que nos permita tomar las medidas necesarias para evitar que otra pandemia de este tipo vuelva a suceder.

La información más reciente apunta a que el SARS-CoV-2 (el virus que causa la enfermedad COVID-19) se originó en un mercado húmedo en Wuhan, China, donde se vendía una gran variedad de animales vivos o recién matados, entre ellos aves de corral, murciélagos y serpientes. Actualmente, se cree que el SARS-CoV-2 se originó en murciélagos, dado que su material genético presenta una similitud del 88%–96%. Los estudios disponibles apuntan a que el virus infectó a pangolines dentro del mercado y luego llegó hasta los humanos.

Aunque se necesita más evidencia para alcanzar una conclusión definitiva, se sabe que los entornos en donde grandes grupos de diferentes especies animales son confinadas en espacios insalubres facilitan la selección natural para todo tipo de patógenos que representan un riesgo para la salud pública. Además sabemos con certeza que esto no es un caso aislado, y la manera en la que los humanos interactuamos con el resto de los animales ha llevado al desarrollo de otras enfermedades que han afectado seriamente a la humanidad.

Por mencionar algunos ejemplos, la pandemia del VIH sucedió en la década de 1980 y no ha desaparecido. El SIDA en humanos es causado por dos virus, el VIH-1 y el VIH-2. El primero fue transmitido a humanos cuando chimpancés fueron matados y comidos, el segundo se contrajo cuando cazadores mataron a otros chimpancés y estuvieron en contacto con su sangre infectada.
En el caso de la pandemia de H1N1 en 2009, sabemos que tuvo origen gracias a la industria de la carne de cerdo. Un estudio reciente del genoma de las cepas de influenza en México apunta a que este se desarrolló durante el transporte Intercontinental de cerdos vivos. ​Los investigadores advirtieron que incluso niveles bajos de transporte de animales vivos pueden esparcir virus altamente transmisibles a través de largas distancias, y que la siembra de diversos virus de influenza porcina en países con distintas prácticas de producción de carne aumenta la probabilidad de que estos desarrollen la capacidad de infectar a los humanos y se generen pandemias.
Dados los frecuentes brotes de enfermedades que han logrado brincar de especie en los últimos años y su conexión con los animales silvestres y la industria pecuaria, otra pandemia podría volver a ocurrir en un futuro cercano si no logramos transicionar a un sistema alimentario y económico que no dependa de la explotación de los animales.

La situación es particularmente alarmante si vemos las condiciones en las que viven los animales confinados en granjas industriales, el ambiente es tan insalubre que se vuelve el criadero perfecto para todo tipo de bacterias y parásitos, lo que lleva a los granjeros a administrarles a vacas, gallinas y cerdos una cantidad excesiva de antibióticos y ha ocasionado que su resistencia a estos se haya triplicado en tan solo 18 años, lo que representa un riesgo más para la humanidad.

La evidencia es contundente; históricamente se ha demostrado que dañar al resto de los animales también daña a la humanidad. Afortunadamente, no necesitamos causarles ningún mal para tener una vida plena y saludable, un claro ejemplo de ello es nuestra alimentación. Vivir sin comer productos derivados de la explotación animal no solo es posible, sino que es recomendado por organizaciones de renombre mundial para prevenir enfermedades. Puedes descargar gratis la Guía vegetariana para principiantes para conocer más sobre el tema.